"Cada seis de enero, los Reyes y la tradición traen uno de los dulces más apreciados en las fechas navideñas, el Roscón de Reyes. Un bollo de masa fina en forma de anillo decorado con trocitos de frutas confitadas, hace las delicias de niños y mayores. En su interior se encuentra la llave de acceso para convertirse en rey por un día
La mañana de Reyes es para los más pequeños un momento de excitación y sorpresa. Los regalos no serían lo mismo si no se acompañasen de un apetitoso desayuno con un regalo extra.
Entre turrones, yemas y polvorones, el Roscón de Reyes, ocupa un lugar importante en la gastronomía navideña. Para el desayuno o para la comida, existen mil y una maneras de elaborarlo, pero en la masa sigue estando el truco. El relleno es un aderezo opcional, que hace más jugoso este pastel navideño, con la crema pastelera, la nata, el chocolate, cabello de ángel o los cristales de caramelo.
Gateau de roi en Francia, Bolo-rei en Portugal o Pan de Reyes en el principio, son los distintos nombres que existen para una misma fórmula mágica: harina, huevo, agua, mantequilla, ralladura de limón o de naranja, agua de azahar, levadura de panadería, almendras y frutas escarchadas. Estos son los ingredientes que intervienen en la preparación del roscón clásico, cuyo origen se pierde en la noche de los tiempos, en la remota Roma.
Simbología
En este postre típico del desayuno o la comida del 6 de enero la simbología tiene un papel relevante. Aquel que encuentre la sorpresa será coronado como rey de la casa, y a quien le toque el haba será castigado a pagar el roscón.
Las sorpresas adoptan formas diversas, generalmente son figurillas, aunque puede encontrar, en los elaborados por la confitería, cosas tan extrañas como silbatos u otros objetos diversos.
El decorado del roscón con frutas escarchadas tiene un sentido también en la iconografía navideña. Las frutas rojas y verdes simbolizan los rubíes y esmeraldas que se supone adornaban los mantos de los tres Reyes Magos, Melchor, Gaspar y Baltasar. La tradición manda en estos dulces navideños. Incluso su popularidad se ha visto reflejada en el refranero popular, ya saben, mentiras y roscones, cuanto más grandes mejores.
Romanos y cristianos
Entre las fiestas que inventaron los antiguos romanos la introducción de las tortas redondas con premio dentro, fue debido al Dios Jano, el deidad de las puertas, que se celebraba a principios de año. La tradición arraigó tanto en la civilización romana que está divinidad se ganó el nombre de Dios de los Pasteles.
Los romanos acostumbraban a repartir, por aquellas fechas, tortas dulces con un haba en su interior a los más desfavorecidos. Este haba representaba la prosperidad. El que la encontraba era aclamado "rey" durante un tiempo.
Otras hipótesis apunta a que son las fiestas saturnales, en diciembre, las que acogían esta tradición. El divertimento estaba destinado a los esclavos. Aquel que encontraba el haba era liberado durante las saturnales, fiestas que se convirtieron en grandes orgías y bacanales.
Del roscón pagano al cristiano
En la Centro Europa del siglo X, la tradición reapareció. Se comenzó a festejar la llegada de los tres Reyes Magos al portal de Belén. El rito pagano se convirtió en una costumbre cristiana, y entre los más humildes se repartía el dulce con el haba dentro.
En este caso, el haba simbolizaba al niño Jesús, y según otras versiones, la huida de la persecución del rey Herodes. La costumbre se extendió en poco tiempo por toda Europa. En Francia, la figura del niño rey adquirió tanta fama que éste era objeto de grandes fastos y se le vestía de gala. El popular dulce llegó a España de la mano del rey Felipe V.
Cristina Fernández"
Receta de: sara
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1 kilogramo de harina,
250 gramos de azúcar,
200 gramos de mantequilla,
25 gramos de levadura,
2 o tres huevos,
½ litro de leche,
ralladura de limón o naranja,
sal,
un poco de agua,
almendras y frutas para adornar, es la proporción adecuada para una buena elaboración.
Existen numerosas variaciones del roscón de reyes pero, de una u otra forma, todos se basan en la receta original y tradicional. Los ingredientes básicos y un poco de paciencia, conseguirán formar el roscón perfecto.
Preparación
Primero se tamizará con un cedazo de repostería (una especie de colador para la harina). El amasado de la mezcla debe ser continuo, aplastando la mezcla sobre una superficie dura (mármol, por ejemplo). Al principio se quedarán pegadas las manos, y es entonces cuando, poco a poco, se deberá ir añadiendo más harina hasta que la masa se despegue con facilidad.
A partir de ese momento, los movimientos deben hacerse con más energía. Posteriormente, se depositará la masa en un recipiente lo suficientemente grande. Se tapará con un paño y se dejará reposar durante tres horas en un lugar templado para que fermente. Formar el rosco y dejarlo reposar para que aumente de volumen.
Adornos
Primero se unta con huevo batido y se espolvorea con azúcar gruesa, poniendo las frutas escarchadas, sin olvidar introducir el haba y la sorpresa.
Horno
Meter el bollo en el horno a una temperatura de entre 170 y 180 grados durante 30 ó 40 minutos. Así quedará cocido y listo para comer, con su característico olor acaramelado.
Cristina Fernández
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