"Receta de cocina exquisita. Aprende a cocinar con esta receta. Receta explicada paso a paso, para ser una receta fácil de cocinar. Una delicia para los paladares más finos."
Receta de: magdalena
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Las harimaguadas fueron una orden de vestales, sacerdotisas vírgenes que trocaban su vida en la tierra por la espiritualidad de servir a los dioses grancanarios. Dotadas por su sacrificio del poder de la adivinación, vivían recluidas en un cenobio rocoso, bajo la
protección del guanarteme de Galdar.
Primero el relleno. Elige un puerro mediano, desmochado de su verde penacho y
despedunculada de su base que fuese nutricia cuando el vegetal se hallaba sepultado. Segméntalo en lonchas finas y déjalas que se descompongan en cintas caprichosas bajo la acción del zumo de oliva a fuego suave.
Mientras tanto toma dos morcillas dulces y desnúdalas antes de desmenuzar su negro relleno sobre el mismo aceite donde doran las anillas del puerro. Remueve y voltea, observando que la pulpa de la morcilla renegrece más aún y toma un aspecto granuloso y brillante que recuerda a un malpaís, como la torturada lengua de picón que atraviesa la carretera que circunda el pico Teide.
De otro lado, en un caldero hondo se vierte 1/4 de l. de nata. y se deja calentar muy suavemente. Antes de que hierva se añade 1/4 kg de gofio de millo tostado. Esto es, la harina obtenida del grano de maíz pre-tostado hasta dorar, el resultado es una harina basta de color marronáceo, plena de sabor y aroma. Sin embargo, comprendiendo la dificultad de hallar gofio en el valle del Ebro, más aún una variedad concreta, quedas autorizada a utilizar cualquiera que puedas hallar.
Alea el gofio con la nata hasta obtener un barro primigenio, sobre el que volcarás un litro de leche, despacio y sin dejar de remover con cuchara de madera, de forma que los charcos albos de la leche se vayan incorporando a la masa achocolatada. Añade aquí un punto de sal que, más que salar el conjunto, servirá para destacar el conjunto de sabores telúricos que vienes fraguando.
Ahora deja fraguar el contenido del caldero, siempre manteniendo la intensidad del
calor al mínimo que permita caldear la mezcla. Cuando obtengas la densidad deseada añade a esta crema el relleno de morcilla y puerro y remueve para homogeneizar completamente.
Deja reposar, sin nevera, casi una hora. Al cabo de este tiempo el contenido habrá cuajado hasta ser una pasta maleable con la que realizar unas croquetas de la forma y tamaño deseados. Ten en cuenta que este relleno ya está cocinado y que por tanto la posterior fritura a la que se someterán sirve solo para darle una cubierta crujiente y brillante.
Ahora sienta a la mesa de tu cocina, frente a tí, a ese privilegiado Domingo -del que al fin sabemos su nombre- y repartíos el trabajo según el arte de cada cual. Así, mientras uno toma fracciones de masa -desdeñando la costra superior- y elabora con ella nueces más o menos redondeadas, el otro las va tomando y bañando en huevo batido para pasarlas a un terrero de pan rallado donde recubrirlas perfectamente de una fina capa de este material. Esta maniobra, en cariñoso dúo, consigue que las vírgenes adivinas bendigan el plato y ahuyenten grumos, sequedades y cualquier otra amenaza que por descuido o fatalidad se ciernan sobre el preparado. Ya sabes, el ingrediente secreto...
Acabadas las "croquetas" solo resta freirlas en buen aceite muy caliente... mas... para disfrutar plenamente de ellas, prepara un sencillo mojo de perejil (idealmente cilantro) machacando una cabeza de ajos con unos pocos cominos y algo de sal orda,
diluyendo después en un vaso de aceite picual, unas gotas de vinagre y un ostentoso ramillete de hojas de perejil frescas muy bien picadas (repito: si cilantro, mejor).
Te queda, claro, el problema de que el gofio, aún con cierta dificultad, puede conseguirse en la península. Pero la morcilla dulce es privilegio de Canarias... Aunque tengo referencias de que no muy lejos de tu residencia, en la comunidad de La Rioja, aliñan ciertos bodrios con almendras y pasas. Evidentemente (y afortunadamente para la diversidad gastronómica) no serán
Santi Santamaría - Racó Can Fabes
Cocinero del restaurante El Raco de Can Fabes, situado en San Celoni.
Carme Ruscalleda - Sant Pau
Cocinera española con 3 estrellas y una de las mejores chef del mundo.
Joan Roca - El Celler de Can Roca
El quinto mejor cocinero del mundo, especializado en cocina catalana.
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