Ingredientes Principales

12/16 tomatitos "cherry" (de esos motrileños o almerienses chiquititos)
2 hermosos manojos de perejil fresco
80 grs. de almendras crudas peladas
1 Achicoria (Cichorium intybus) que es esa especie de lechuga colorada y blanca tan vistosa
1 limón
15 cls de aceite de oliva virgen
Sal
Pimienta negra (en molinillo)
Ajonjolí ( un par de pellizcos grandes de sus granos)

Preparación de la Receta:

Metamos los tomates, el perejil y la achicoria durante cinco minutos en un cacharrete con agua a la que añadiremos unas gotas de lejía (por mor de la higiene).
Sacados -y secados, centrifugando las hojas, si es posible : los tomates no hace falta- que sean los citados ingredientes, procedamos así :
A) Los tomates . - Cortémoslos en 8 porciúnculas por el sencillo expediente de partirlos en dos mitades y dividir cada una de éstas en 4
B) El perejil . - Despreciemos los tallos y piquemos tan finito como podamos las hojitas, ora con cuchillo ora con tijeras (no con picadora, que nos las cargaríamos en cuanto a consistencia y en cuanto a sabor)
C) La achicoria .- Obtengamos 8 hojas exteriores, bien sequitas, enteras, sobre las cuales presentar nuestra ensalada

En una sartencita echar un chorreón de aceite y, cuando humee, echar las almendras, removiéndolas de vez en cuando. Cuando empiecen a dorarse, las sacaremos, poniéndolas sobre unas servilletas de papel absorbente, y las salaremos, dejando que el papel se quede con el exceso de aceite. Luego las picaremos (estas -si queremos- sí con picadora) finito.
Mezclaremos los trozos de tomate, las briznas de perejil y el picado de almendras. Añadiremos el ajonjolí, y aliñaremos al gusto con aceite crudo, el limón y la sal, dándole un par de vueltas al molinillo de pimienta para rematar.
El todo lo dividiremos equitativamente en 4 platos, cada uno conteniendo dos hojas grandes de achicoria, sobre cada una de las cuales depositaremos la octava parte (máomeno) del resultado de nuestro trajín.

El plato, aparte de original y riquísimo, ayuda a combatir la retención de orina y la ictericia, además de curar las heridas, merced a la apiína, oxiapiína, pineno, apiol, miristicina, vitamina C, protovitamina A, hierro, calcio y fósforo que el perejil, entre otras
sustancias, contiene. A quien -como es mi caso- le traigan sin cuidado las virtudes
curativas del peparado, limítese a paladearlo y a gozarlo (que la vida son dos días).
A los curiosos diré que la primera "pista" que tuve del perejil como "ingrediente" y no como simple "aditamento", provino de un colega -del "curro"- libanés, con cuya amistad me honro. Las posteriores sofisticaciones del invento son estrictamente mías.

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